Era el 31
de mayo de 1970 y la selección peruana de fútbol se
preparaba para debutar frente a Bulgaria en el Mundial de México 70,
pero de la emoción se iba a pasar a la angustia y el dolor debido a
las consecuencias que iba a dejar un terremoto de 7,8 grados en
la escala de Richter que sacudió Ancash y fue sentido en casi
todo el Perú.
Eran las 3 de la tarde y nada hacía
presagiar que más de 20 mil pobladores de la pequeña
población de Yungay iban a desaparecer producto del
desprendimiento de un gigantesco bloque de nieve y hielo del pico
oriental del nevado Huascarán, que produjo un violento alud.
El fuerte sismo, que duró 45
segundos, hizo desparecer no solo Yungay, sino también pequeños
pueblos vecinos al distrito de Ranrahirca.
El
terremoto
y aluvión de Áncash
de 1970,
conocido localmente como el terremoto
del 70,
fue un sismo
de magnitud 7.9 MW
sentido en toda la costa y sierra del departamento de Áncash,
seguido de un alud que sepultó la ciudad de Yungay
el domingo 31
de mayo
de 1970,
a las 15:23.
Fue
el sismo más destructivo de la historia del Perú,
no solo por la magnitud sino también por la cantidad de pérdidas
humanas que afectó la región ancashina y varias provincias de los
departamentos de Huánuco,
el norte de Lima
y La
Libertad,
dañando una extensa área de aproximadamente 1.000 km
de longitud y 250 km de ancho de la costa y sierra peruana.
A raíz de esta
catástrofe, en 1972 el gobierno del Perú fundó el Instituto
Nacional de Defensa Civil, el cual, además de preparar a la
población acerca del actuar durante un terremoto, conmemora el 31 de
mayo con un simulacro de sismo a nivel nacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario